La biomasa (energía) se refiere a la biomasa «útil» en términos energéticos formales: las plantas transforman la energía radiante del Sol en energía química a través de la fotosíntesis, y parte de esa energía química queda almacenada en forma de materia orgánica; la energía química de la biomasa puede recuperarse quemándola directamente o transformándola en combustible. Un error muy común es confundir «materia orgánica» con «materia viva», pero basta considerar un árbol, en el que la mayor parte de la masa está muerta, para deshacer el error; de hecho, es precisamente la biomasa «muerta» la que en el árbol resulta más útil en términos energéticos. Se trata de un debate importante en ecología, como muestra esta apreciación de : «Todo ecólogo empeñado en estimar la biomasa de un bosque se enfrenta, tarde o temprano, con un problema. ¿Deberá incluir también la madera, y quizás incluso la hojarasca y el mantillo? Una gran proporción de la madera no se puede calificar de materia viva, pero es importante como elemento de estructura y de transporte, y la materia orgánica del suelo es también un factor de estructura.» Margalef (1980:12) Otro error muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil
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El ‘Proyecto Clima’ del Ministerio de Transición Ecológica ha seleccionado diez proyectos de construcción de redes de calor con biomasa (district heating) en entornos urbanos, promovidos por la compañía DH Eco Energías, cuyo principal valor medioambiental es la reducción de casi 360.000 toneladas de CO2 anuales, un volumen similar a lo que supondría eliminar la contaminación de unos 240.000 vehículos, el equivalente a todo el parque móvil de provincias como Burgos o Salamanca. El respaldo del Ministerio de Transición Ecológica a los proyectos de DH Eco Energías se ha formalizado mediante la firma de los diez convenios por parte de la directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvarena Ulargui, y el CEO de la compañía, Teo López, en los que se establecen las condiciones de compraventa de las reducciones verificadas de emisiones que generen las redes de calor proyectadas, a través del Fondo de Carbono para una Economía Sostenible (FES-CO2). Inversión y empleo Los diez proyectos de redes de calor, que prevén una inversión inicial de 204 millones de euros y la generación de 1.335 empleos durante la fase de construcción, comenzarán a desarrollarse en las ciudades de Ávila, Huesca, Oviedo, Palencia, Salamanca, Valladolid, Zamora y en las localidades madrileñas de Boadilla del
La utilización de la biomasa como combustible de calefacción, cuyas instalaciones se elevaron en 2017 hasta casi 245.000, evitó la emisión de 3,85 millones de toneladas de dióxido de carbono, el equivalente a lo que contaminan 2,6 millones de vehículos durante un año, según el informe elaborado por el Observatorio de la Biomasa, de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. El Observatorio de la Biomasa de Avebiom (www.observatoriobimasa.es) hace un seguimiento de la evolución de las estufas y calderas tecnológicamente avanzadas que se instalan anualmente en España. Por lo tanto, los datos que ofrece no incluyen la actividad de los equipos tradicionales alimentados por leña, como son las antiguas estufas, barbacoas y otros de menor eficiencia. Contrariamente al efecto que produce el consumo de combustibles fósiles en España, que en 2017 elevaron las emisiones de CO2 en más de 100.000 toneladas, la mayor aportación de la biomasa a la lucha contra el cambio climático es consecuencia del importante aumento de las instalaciones —sobre todo estufas y calderas— que entraron en funcionamiento durante el ejercicio pasado, un 23% más. En opinión de Javier Díaz, presidente de Avebiom, “la biomasa