El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Córdoba cumple 15 años, y el gobierno municipal se propone modificarlo, según la moción aprobada en el Pleno por PSOE, IU y Ganemos. Sus razones se resumen en que el PGOU vigente alienta la especulación inmobiliaria (IU), en que se debe “rellenar” la ciudad consolidada antes de permitir su crecimiento (PSOE) y en que hay que “repensar” la ciudad (Ganemos). La oposición exige un diagnóstico del grado de ejecución de este planeamiento y dar prioridad a la dotación de las parcelaciones (PP), dice que si hay algo que “repensar” es la propia Gerencia de Urbanismo (Ciudadanos) y que un PGOU restrictivo frenará la inversión (UCOR).
¿Qué se propone hacer el equipo de gobierno? Con los pocos datos facilitados, parece que se quieren estudiar, y en su caso reconsiderar, los crecimientos de la ciudad previstos por el PGOU vigente y no desarrollados, atender a las barriadas periféricas, acelerar la regularización de las parcelaciones y primar la rehabilitación de barrios y edificios. En este último punto y en lo que atañe a las parcelaciones, todo el mundo parece estar de acuerdo, incluida la asociación de empresarios Construcor y el Colegio de Arquitectos. En el resto hay severas discrepancias que obligan a una serena reflexión.
Para empezar, sería bueno dilucidar si, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, un PGOU puede concebirse como instrumento de desarrollo. La respuesta es sí, pues en el planeamiento se encierra la estrategia de una ciudad, los proyectos que desea desarrollar y las inversiones que quiere hacer o atraer. Para ello habrá que constatar el grado de desarrollo del actual PGOU, ver en qué aspectos conviene seguir apostando y qué modificaciones precisa. Lo que más preocupa a los empresarios es la posible desclasificación de suelos urbanizables, que han podido ser objeto de inversión (especulativa, en el criterio de IU y Ganemos) o simplemente proyectos que aguardan tiempos mejores para desarrollarse. Al Colegio de Arquitectos le inquieta que desclasificar suelo urbanizable conduzca a edificaciones ilegales y a enormes problemas legales al revertir una normativa de hace quince años. Y Construcor no se cohíbe al expresar su convicción de que ese gran proyecto de reforma del PGOU es un escaparate político para ocultar la inacción.
Llama la atención el excesivo recelo político que reina en el Ayuntamiento, esa desconfianza que genera posiciones encontradas en un asunto apenas enunciado, aunque de suficiente trascendencia como para buscar consenso e ir respaldado de estudios exhaustivos. Un nuevo planeamiento puede impulsar la ciudad, rehabilitar barrios que lo necesitan y resolver el problema de las parcelaciones manteniendo al tiempo un proyecto de crecimiento que anime a la inversión. Pero requiere grandes dosis de diálogo, visión de futuro y eficiencia.
Fuente: Diario Córdoba
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